El egoísmo, una epidemia que amenaza al hombre...



Siempre fueron buenos amigos. Compartían todo, desde el sol incandescente del mediodía en Palestina, hasta los inigualables atardeceres cuando se acercaban a alguna aldea y podían apreciar el paisaje a lo lejos, con casitas de tierra, madera y piedra que se apreciaban en el fondo...

¿Dificultades? Compartieron muchas: burlas, críticas, señalamientos injustos y por supuesto, las acusaciones de los fariseos y maestros de la Ley.

--Junto a Jesús hemos vivido de todo... Cada día es una nueva aventura--- seguramente comentaría Pedro si hoy, en pleno siglo veinte, lo estuvieran entrevistando para un programa de televisión---.

--Olvidas, Pedro, que fueron momentos de victoria pero también de derrota--- interrumpiría su hermano Simón, para aclarar ideas...

Sus vidas transcurrieron en aparente camaradería. Alguien de Jerusalén podría decir: "Definitivamente son buenos amigos..."

Pero todo cambió aquél día cuando "Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: --Maestro, queremos que nos hagas el favor que vamos a pedirte-El les preguntó: --¿Qué quieren que haga por ustedes?-- Le dijeron:-- Concédenos que en tu reino glorioso nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda--. (Marcos 10:35-37 Versión Popular "Dios habla hoy").

Esa petición, que el pasaje evidencia fue a todas luces insensata, incluso cuestionada por Jesús, provocó como era apenas natural la reacción de los otros diez discípulos (versículo 41). Pero además, puso en evidencia de qué manera el egoísmo aflora en nuestra naturaleza cuando menos esperamos. Así tratemos de ocultarlo, surge inesperadamente...

Una actitud egoísta causa dolor...

Junto con la evolución tecnológica, con pasos agigantados como los del viaje de la tierra a la luna o exploraciones insospechadas hasta hace algunos años como los viajes a las profundidades del mar, hay un fenómeno que toma fuerza de manera inusitada: el egoísmo. Se convirtió en una especie de epidemia que toca muchos corazones...

Una actitud egoísta es la que nos lleva a pensar primero en nuestras necesidades, segundo en nuestras necesidades... y tercero... en nuestras necesidades...

Esa inclinación de muchas personas les lleva a causar dolor a quienes les rodean, comenzando por sus familiares, siguiendo con sus amigos y conocidos hasta sus compañeros de trabajo y vecinos.

Examine por un instante cuánto daño ha provocado su egoísmo. Es probable que muchos incidentes se hubiesen podido evitar si tan sólo no hubiese pensado en usted únicamente.

Medite ahora que si en su comportamiento no primara el egoísmo, sus relaciones interpersonales serían mejores...

Su incapacidad frente al egoísmo

Al igual que ocurre con muchas debilidades nuestras, que nos tornan vulnerables, es probable que considere el egoísmo como un enemigo del que difícilmente puede deshacerse.

Tal vez ha luchado por cambiar, pero se ha encontrado con nuevos fracasos... y siempre termina frustrado.

¿Qué hacer? Someter esas áreas vulnerables y en particular su actitud egoísta, delante del Señor Jesucristo y abrirle el corazón para que El obre un cambio. Sólo así podrá producirse una transformación en su ser...

Le invito para que, en oración, lleve esa situación delante de Dios. Estoy plenamente convencido que su vida será diferente, sus relaciones con los demás mejorarán... y personalmente se sentirá mucho mejor...

 

Fernando Alexis Jiménez
Pastor y evangelista
Página en Internet: www.adorador.com/heraldosdelapalabra
Correo electrónico: fernando@adorador.com
Ministerio de Evangelismo y Misiones "Heraldos de la Palabra"

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