NUMEROS11:1-15

 

Escribía Pablo a los cristianos de Roma y a los de Corintios"que las cosas que se escribieron antes (refiriéndose a los escritos sagrados del Antiguo Testamento)para nuestra enseñanza se escribieron" (Romanos 15:4) (1ª Corintios 10:6-11)

Los cristianos de todo el mundo tenemos ahora, no solo el Antiguo Testamento, sino toda la revelación de Dios contenida en los dos volúmenes que conforman"Todas las palabras que han salido de la boca de Dios" (Mateo 4:4) El propósito de toda la palabra de Dios no es otro que conducir al hombre perdido hasta Cristo, en quien únicamente podemos ser salvos (Hechos 4:12)

Una vez salvado el cristiano, tiene que aprender, a fin de crecer y madurar en la vida espiritual y abundante a la que Cristo desea llevarnos. La lectura de la Biblia es del todo imprescindible para poder aprender a vivir en la voluntad de Dios; es por esto, que Pablo recomendará a su discípulo Timoteo que se"... ocupara en la lectura" (1ª Timoteo 4:13) La actitud de Pablo al final de su carrera recalca este principio; Él necesitaba aprender, por tanto, pide a su hijo en la fe"... tráeme los libros... y mayormente los pergaminos" (2ª Timoteo 4:13)

Un creyente que no cree en el conocimiento de lo que Dios ha dejado escrito para nuestra instrucción, es un creyente inmaduro, y por tanto es un incapacitado para saber cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta para su vida. Las narraciones bíblicas tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, están llenas de maravillosas bendiciones de Dios, y que están incluidas en aquellas"bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3) con las cuales hemos sido bendecidos.

Los personajes históricos, sus vidas, sus obras, sus palabras, sus defectos y sus sufrimientos, sus pruebas... están en la Biblia a fin de que"por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos Esperanza"(Romanos 15:4) Así me ha pasado esta semana cuando escudriñando Las Escrituras, me encontré con un episodio del libro de Números, una narración en la que el personaje central de la misma era Moisés, un ciervo del que se nos dice en la Biblia que era"manso más que todos los hombres que había sobre la tierra" (Números 12:3) Y también se nos dice que fue"fiel como siervo en toda la casa de Dios" (Hebreos 3:2)

En esta porción de Números 11:10-15, yo veía a un líder viviendo una situación límite, una situación que alcanza manifestaciones de verdadera depresión. Algunas personas desconocedoras de la realidad humana del creyente, niegan la posibilidad de que el líder espiritual, el creyente fiel, llegue a experimentar verdadera depresión. Estos que afirman tal cosa, desconocen o confunden la Escritura.

En este capítulo notamos un ejemplo de Moisés, después de tanto tiempo de cuidados y enseñanzas, desvelos y trabajo, se enfrenta con la carnalidad de un pueblo que le rechaza abiertamente.

La visión de aquella Iglesia no está en las cosas espirituales, no se detienen a considerar el lugar de donde fueron sacados por el poder, la gracia y la fidelidad de Dios. No debe, pues, sorprendernos el desaliento de Moisés. Este capítulo registra la expresión de esa profunda crisis personal con detalles muy concretos.

I.- Moisés manifiesta un claro abatimiento de malestar personal. (Verso 11) La frase bíblica es clara"... ¿Por qué has hecho mal a tu siervo?" La situación es tal, que Moisés se siente maltratado por Dios. El abatimiento del líder comienza por esta sensación de malestar, y es el primer paso ascendente, que si no se controla, puede conducir a la depresión más profunda, como va a suceder en Moisés en esta ocasión de su liderazgo.

II.- En el verso 11 también vemos una clara expresión de agotamiento y cansancio en el trabajo"... has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí" Moisés se siente cansado, más que por el trabajo mismo de pastorear el pueblo, se cansa de verse siempre rodeado de oposición, gente que siempre está murmurando contra él, que solo buscan las cosas carnales, le culpan de todos los inconvenientes que aparecen en su peregrinar por el desierto, no hay quien los meta en cintura.

La razón fundamental para que se dieran aquellas situaciones estaba en el contraste entre la carnalidad del pueblo y la espiritualidad del líder. Moisés manifiesta fidelidad y obediencia absoluta (Exodo 40:16)"Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mando, así lo hizo"

Mientras que el pueblo expresa un continuo estado de rebeldía contra Dios, hasta tal punto que desean dejar de seguirle para volver al lugar de esclavitud de donde habían sido sacados. En Números 14:4 leemos:"Y decían el uno al otro, designemos un capitán y volvamos a Egipto" Cuando nosotros leemos estas narraciones nos podemos preguntar ¿cómo es posible que este pueblo fuera tan duro de cerviz y tan incrédulo?

Pero cuando nosotros miramos en un contexto de nuestras propias experiencias y comportamientos, posiblemente nos parecemos más a aquella Iglesia antigua de lo que nosotros mismos nos damos cuenta. Y los ejemplos son muy simples y están muy cerca de nuestra propias vivencias como pueblo evangélico. Hoy son muchos los lideres que se retiran de su ministerio y viven verdadero estado de depresión y agotamiento, porque al igual que Moisés, caen en el desaliento y desfallecen por la presión y fatiga de un trabajo que muy rara vez recibe la comprensión y la gratitud a su entrega y amor por aquellas personas a las que está sirviendo.

III.-En el verso 13, Moisés manifiesta su impotencia ante las demandas del pueblo, ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? La gente se quejaba, y sus motivos no eran otros que sus apetitos carnales, estaban cansados del pan de ángeles que Dios les estaba dando (mana) (Números 11:6) Que triste cuadro nos presenta esta narración, y que lección para nosotros tenemos en estas reacciones de aquellos que nos llamamos el pueblo de los redimidos de Jehová.

Cuantas veces nos cansamos de las cosas santas, nos cansamos de vivir absteniéndonos de las cosas del mundo, y deseamos volver a él y comer de sus viandas. Estos comportamientos son más frecuentes en nosotros de lo que a simple vista parece, el mundo del que decimos hemos salido, lo llevamos muy arraigado en nuestros corazones y nos sucede que muchas cosas de ese mundo deseamos mezclarlas con las cosas santas. Moisés se vio impotente ante las demandas del pueblo, y cae en un sentimiento de soledad como podemos ver por el verso 14.

IV.-"No puedo yo solo" Este sentimiento de soledad que sintió Moisés es mucho más frecuente en los lideres de lo que la gente se imagina. El líder está rodeado de personas, de muchos problemas que le traen a él para que los solucione, y el hombre que ha tomado la responsabilidad de pastorearlos no sabe, o no puede, bien por sus limitaciones humanas o por su falta de recursos, bien porque el no tiene la solución en las pruebas y conflictos que ha de vivir cada creyente... y el líder huye, desea escapar de todos aquellos problemas que la condición de los humanos le hacen sufrir.

Se siente solo, no tiene con quien compartir todo lo que le agobia en su trabajo, y si lo hace alguna vez, no se le comprendió, se piensa que todo esto es debido a que es un hombre débil, o que se queja sin ninguna razón, o que no tiene fe... vivir rodeado de personas y sentirse solo es algo que muchas personas están experimentando en esta sociedad moderna. Moisés sintió en su propia carne el sufrimiento de esta soledad. Cristo la experimentó a unos niveles de agonía.

V.- Angustia con deseo de morir. Así vemos a Moisés en el verso 15. "Yo te ruego que me des la muerte" Situaciones semejantes son más frecuentes y comunes entre los lideres bíblicos. Jeremías vive estos momentos de soledad, de impotencia, de incomprensión y rechazo, y así llega a un estado tal que maldice el día de su nacimiento, y hubiera deseado que su madre le hubiera matado el día de su nacimiento (Jeremías 20:15-18)

Elías, un héroe de la fe, cae en el túnel de la depresión a causa de lo voluble del pueblo de Dios, y huye al desierto y allí pide a Dios la muerte (1ª Reyes 19:4)

Job, ejemplo de fe y de paciencia, cae en el túnel de la más terrible depresión, y solo desea escapar de la vida por la puerta de la muerte (Job 3:11-21)

No hay ningún creyente experimentado en este campo de servicio que no haya sufrido en propia carne momentos de angustia personal. Muchos creyentes están por esta causa, retirados del servicio y atravesando por situaciones de depresión. Muchas demandas silenciosas se elevan al Señor cada día, con la misma petición"Señor, llévame contigo, la vida no merece la pena vivirla de este modo"

VI.- Es entonces cuando la provisión de Dios no se hace esperar; Moisés debe delegar, buscando colaboradores fieles que le ayuden (versos 17,24,25) La provisión de Dios tiene que ver fundamentalmente con hombres espirituales. No sirven de otro modo para ser colaboradores en la obra de Dios.

Aprender a delegar es imprescindible, pero sin duda, la delegación ha de hacerse sobre creyentes fieles. El gran ejemplo del primer grupo de diáconos en la Iglesia de Jerusalén, enseña claramente la lección, la selección se hizo, no en razón de capacidades personales, sino de capacidad espiritual"llenos de espíritu" (Hechos 6:4-5)

En la obra de Dios, no valen otros hombres que aquellos que buscan y viven siendo ejemplos de la grey, en la actitud de siervos, reconocimiento que ya tienen de todos los que le ven en una disposición de trabajo y celo por los negocios del reino de Dios. No es una cuestión de decir que deseamos servir, hay que estar en esa disponibilidad, siendo ejemplo en conducta. 

Es aquella persona a la que todos miran por su celo en el templo, por su perseverancia en las oraciones, reuniones, en su entrega de amor hacia los demás, visitando a los enfermos, ayudando a los débiles, a los que tienen necesidad, a los perdidos...

Servir al Señor en la obra no es presidiendo reuniones o hablando un domingo. Si me das participación, vengo a las reuniones, si no, me quedo en mi casa, y sigo diciendo que para mí, la Iglesia es lo más importante. Esta manera de expresar mi celo por la Iglesia, es un verdadero disparate, y una mentira que todos descubren y conocen.

Yo no daría mi aprobación ahora a ninguna persona que antes no la vea metida en las mieses, segando al calor del día. No daría mi voto ni a mi hijo, si este no manifiesta un verdadero celo de Dios por su obra, ni la antepone por encima de sus bienes personales. Dios nos ha concedido la inteligencia para que sepamos discernir entre lo verdadero de lo fatuo.

Dios provee para su Iglesia hombres y mujeres para que colaboren juntamente con sus lideres, pero estas personas tienen que ser idóneas, espirituales, hombres de fe y de buen testimonio. La obra de Dios se ama en la entrega de todo aquello que más amamos.

Dios no puede ser burlado, por lo que te pregunto, ¿cuántos miembros tiene tu Iglesia, a la que dices amar tanto?, ¿A cuántos de ellos los has traído tú a la Iglesia?, ¿Cuántos se convirtieron porque tu les hablaste del evangelio?, ¿Cuántos han visto en ti tu celo por las cosas del Señor?, ¿Cuántas de tus cosas has dejado por las reuniones de la Iglesia?, ¿Qué estas haciendo para mantener el templo al que tu vienes en perfectas condiciones?.

A la obra del Señor se entra por Vocación, y esta vocación se convierte en una lucha por no entrar, ya que el llamado sabe todo lo que eso va a significar para su vida, y siente un miedo que le espanta. La obra de Dios no se trata de recibir honores, ni dárselo a uno mismo, si así pensamos, es que no tenemos ni idea en cuanto a las cosas espirituales.

El hombre espiritual tiene su mirada en las cosas de arriba, vive por la fe y para la fe, su esfera de servicio es el amor, no le mueve ninguna pretensión personal de vanagloria. El hombre espiritual se mueve en un espíritu de mansedumbre, de humildad, de misericordia, es amigable, pacifico, se goza haciendo que otros disfruten y participen de su gozo en el Espíritu.

Es aquel que vive en una negación permanente de sus derechos, cediéndoselo a otros, no busca lo suyo propio, no se irrita, no hace nada indebido, busca siempre la paz, y allí donde nace el fuego, él contribuye a no echar más leña, a fin de que se apague.

COLABORADORES hacen falta, pero no cualquier colaborador. Estos hombres deben de tener el aval de su propio testimonio de fidelidad al Señor, de Fe y de un Espíritu abnegado, de servicio que empieza desde el mismo momento de su entrega al Señor. Hay gentes que buscan protagonismo y obispado, pero no lo hacen por amor a la obra, sino por amor de sí mismo.

MANUEL SALVADOR.
Predicador de la Iglesia de Cristo en Sevilla

 
       Volver a Predicaciones  Volver a Página Principal