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HORA DE ORACIÓN
Quiero compartir con vosotros un versículo que, a pesar de su pequeñez, es de un contenido inagotable, y que tiene que ver con este lugar y con el motivo por el cual nos reunimos aquí. Nuestro texto esta en Hechos 3:1, y se nos dice que los apóstoles "Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la ORACIÓN"
De este versículo podemos sacar enseñanzas muy grandes para nosotros en esta reunión de oración:
1. - Nos habla de compañerismo y unanimidad en un mismo propósito. Recordemos la alegría que experimentaba el salmista cuando expresaba su gozo al poder asistir al culto en compañía de otros hermanos (Salmo 122:1-2) La unanimidad es un mismo propósito, en un mismo parecer, en nuestro texto tenía que ver con el templo o con la casa de Dios.
Pedro y Juan iban juntos al templo. Mucho nos habla el Nuevo Testamento de la Iglesia como de "El Templo de Dios" o "Para morada de Dios en el Espíritu" enfatizándonos de que ese templo somos los creyentes (2ª Corintios 6:16) Este templo esta formado y edificado por "piedras vivas, las cuales son cada convertido a Cristo, la piedra viva, y la cabeza del ángulo"
2.- Juntos a la hora de la oración. El templo ejercía para el israelita piadoso una atracción maravillosa, debido a que Dios había prometido su presencia en aquella casa de oración sobre la cual él tenía sus ojos en ella, y había prometido oír sus oraciones desde aquel lugar (2ª Crónicas 7:11-15) "Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta
casa para que esté en ella mi nombre para siempre, y mis ojos y mi corazón estará ahí para siempre".
Dios había oído la petición de Salomon cuando este pidió a Jehová que sus ojos estuvieran puestos sobre aquella casa (templo que había edificado con su nombre) (1ª Reyes 8:29-30) Y Dios le dijo que así sería.
Hermanos, esta casa la habéis dedicado a la oración y al culto a Dios. El Señor Jesucristo nos dice en su palabra que "su casa sería llamada casa de oración (Mateo 21:13) Pero hemos de entender que las paredes no oran, ni las bancas, ni el púlpito, ni las cortinas, ni tampoco se conciertan para ponerse de acuerdo en pedir alguna cosa.
La casa de oración esta edificada por personas convertidas a Cristo y que son llamadas "piedras vivas", y que juntas, unas con otras, forman "la morada de Dios en el Espíritu" (Efesios 2:22) La cual casa somos nosotros (Hebreos 3:16)
Los creyentes que somos la Iglesia de Dios, debemos tener visión luminosa de estas cosas. Esta casa que ustedes han preparado para reunirnos en culto a Dios, dedicándolo a la oración, es un lugar sobre el cual Dios ha colocado sus ojos y sus oídos para oír las oraciones que se elevan desde aquí.
Nuestra fe, que acepta esta verdad de la Biblia, se apropiará de esta promesa de Cristo, y vendrá por fe y junto a los demás miembros de la Iglesia a las reuniones que en este lugar se celebren, y dos cosas harán de este lugar una casa de alegría.
1. - Dios estará aquí desde el mismo momento que nosotros nos reunamos en su Nombre.
2. - Este lugar es donde estoy con mi familia, un hogar donde Dios envía bendición y vida eterna.
Los ojos de Dios están ahora aquí, según sus promesas, pero también lo están los ojos de Satanás, y sus ojos no son para edificar la Iglesia que se reúne aquí, sino para destruir, no para dar vida, sino para matar. El diablo no desea que tu vengas a la hora de la oración a esta casa de Dios, él siempre te pondrá alguno obstáculo para que no vengas, para que a la hora convenida para la oración tu tengas otras cosas en que pensar o que
hacer.
Él pondrá muchos impedimentos para que no vengas a orar junto a otros hermanos, el diablo odia este lugar y siempre está pendiente de lo que aquí tratáis. Siempre tratará de enemistarnos, y en vez de venir con alegría junto a otros hermanos, hará que no deseemos estar el uno junto al otro.
Él sabe que cuando los cristianos no oramos juntos estaremos completamente dejándole a él todas las ventajas para hacer su mala obra. Si esta Iglesia de Cristo ora en todo tiempo y sin desmayo, entonces el candelero de Dios en este lugar alumbrará a muchos ciegos y vendrán a Jesús, y el número de los salvados se aumentará en esta Iglesia de Cristo.
Hermanos, cuando la hora de la oración suene en el reloj de nuestro corazón, toda actividad o compromisos con otras cosas deben cesar de inmediato, y juntarnos en compañía de los demás hermanos, y acudir con gozo al lugar que Dios ha escogido por su CASA DE ORACION.
MANUEL SALVADOR.
Predicador de la Iglesia de Cristo en Sevilla |
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