EN EL PRINCIPIO

INTRODUCCION

 En este trabajo nos vamos a centrar en dos ideas. La primera nos demuestra que nos encontramos en un Universo extraordinariamente afinado, que da testimonio de un propósito especial. La segunda idea nos revelará la armonía que conjuga la sabiduría mostrada por la naturaleza al permitirnos escrutar sus secretos más minuciosamente escondidos, junto con la cota y limitación que impone ella misma a la posibilidad del conocimiento absoluto.

 La razón de que el título aparezca en hebreo es que el génesis se escribió en este idioma, y se hace de derecha a izquierda, empezando el texto sagrado  con estas palabras “ En el principio creo Dios los cielos .....”  Así, la primera letra que se llama beth, está cerrada por tres lados y abierta solo hacia delante. Según la tradición bíblica las letras también tienen un significado, y la letra beth indica que solo los acontecimientos que tuvieron lugar tras el principio son accesibles al conocimiento humano. Esto que parece demasiado obvio, vemos no obstante que trata de ser superado por los científicos que buscan insaciablemente saber que pasó antes, (o dicho de otro modo, la causa del principio, que por definición deja ya de ser principio) ciertamente sin ningún éxito, también obvio ¿verdad?

 La naturaleza se muestra especialmente generosa con el ser humano doblemente, por un lado le dota de una capacidad intelectual que sobre pasa con exceso sus necesidades  para la supervivencia biológica o social, ( si bien el lenguaje humano es muy desarrollado, no es único, pero su capacidad de abstracción matemática si, si su origen como otros dones está en la evolución cabria preguntarse por que es única, por que los delfines no conocen el teorema de Pitágoras, o por que los elefantes no tienen una teoría sobre la gravedad que tanto les afecta) por otro lado, el Universo se muestra en su estructura y comportamiento matemáticamente comprensible. Ambas cosas nos resultan familiares, pero no sabemos por que esto es así, si tenia que ser así, o si se trata de un regalo, con un remite en clave.  “porque las cosas invisibles de El, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”  Romanos 1:20

 Si existe una estrecha relación de interdependencia entre la inteligencia, la conciencia, la complejidad, las leyes, las constantes del Universo y las condiciones iniciales, parece lógico que todo ello responda a un plan, un propósito, una finalidad trascendental.

 

 EN EL PRINCIPIO...

          Estas palabras dan a entender que hubo un comienzo para el Universo, que no es eterno, y que todo lo que hay en él tuvo un principio.

         Las estrellas usan hidrógeno como combustible nuclear hasta agotarlo completamente, en lo que emplean algunos miles de millones de años, y aun hoy día el 75% del universo se compone de hidrógeno que continúan quemando. Las estrellas se dirigen a la muerte térmica. Y el universo hacia la muerte entrópica, cuando el desorden es máximo, y la energía no puede producir trabajo útil. ¿Porqué no ha sucedido ya, si como dicen algunos el Universo es eterno?  

         El astrónomo Fred Hoyle propuso la posibilidad de la creación de materia nueva que sustituiría a la consumida, pero su hipótesis no ha encontrado apoyo experimental ninguno.

         Finalmente se ha impuesto por el momento la teoría con más apoyo experimental, el Big-Bang.

         Pero también de esta se han servido científicos para sostener la idea de un universo eterno, sin principio ni fin, sin creación , ni creador. Todo consistiría en suponer que el universo puede mantenerse en ciclos de explosión-implosión indefinidamente. Si el universo aumenta su entropía al expandirse, es de suponer que ésta disminuiría al contraerse. Así lo han sostenido científicos como Carl Sagan, en su conocida serie COSMOS. Idea que también se encuentra en las ancestrales filosofías orientales.

         A saber, que esto no es cierto. La entropía aumentaría en cada ciclo.

         La situación es análoga a lo que sucede en los frigoríficos. Estos consiguen enfriar los alimentos por la expansión del freón. Que precisa el empleo de un motor para volver a comprimirlo, pero la segunda ley de la termodinámica condena el proceso a generar un balance positivo de entropía, entre el sistema y el entorno.

         Si el universo es todo lo que existe, no podrá disminuir su entropía a costa del entorno, pero tampoco de si mismo. La entropía en él siempre aumenta por una especie de fricción que los científicos conocen como viscosidad de volumen.

         La consecuencia de este hecho es cuando menos sino sorprendente, si al menos contundente en su significado. Con el tiempo iría aumentando la proporción de radiación electromagnética respecto de la cantidad de materia con masa en reposo. Es decir, después de cada ciclo el universo tendría mas radiación y menos materia.

         Pero por si no se han dado cuenta, esto crea una paradoja con una única solución. Si el universo es eterno, su pasado es infinito. Lo que haría que en la actualidad la proporción entre la radiación y la materia también sería infinita, es decir hoy tendría que quedar solo radiación y nada de materia, como no es así, significa que el pasado del universo no es infinito. Me da igual ahora si es posible que el universo pueda tener ciclos de  Big-Bang-Big-Crunch (aunque según los últimos datos experimentales parecen indicar que el universo estará siempre en expansión, por lo que nunca ocurriría una implosión de si mismo) . De lo que no cabe duda es que el universo tuvo un principio.  

...CREO DIOS LOS CIELOS...

         ¿Puede el universo surgir de la nada absoluta? Hay científicos que así lo creen, amparándose en la teoría cuántica. Pero no está claro que una teoría desarrollada para las partículas atómicas pueda aplicarse a la totalidad del universo. Además hay que presuponer una potencialidad creadora, que ya es algo. Porque según la mecánica cuántica se puede auto crear espontáneamente y de modo natural materia y antimateria que rápidamente se auto-desintegran mutuamente liberando la energía que previamente las dio lugar. ¿cómo puede una fluctuación cuántica dar lugar a todo un universo que continua existiendo? Al igual que con las partículas atómicas, ¿por qué no se desintegró tan pronto como se creó?

        La energía del universo la calcula Paul Davies en 1068 Julios ¿espontáneamente de la nada? ¿o ya existía de antes tantísima energía? ¿hay un anti-universo? Volvemos a lo de siempre, para evitar enfrentarse a la posibilidad de un Dios creador, se van a inventar más trucos que un mago de circo.

         Un universo que surge de una fluctuación cuántica tiene unas posibilidades aplastantes de ser extremadamente irregular, no apto para la vida. Para la inmensa mayoría de las posibles condiciones iniciales, no podría surgir un universo clásico como el nuestro.

         Si las constantes universales y las leyes físicas dependen del estado cuántico inicial, las condiciones en que se originó el universo serían excepcionalmente y irrazonablemente efectivas. Y determinar que las condiciones que dieron lugar a un mundo biológicamente viable, eran más probables que el resto, es algo que estaría por ver.  

Una vez más, la forma de eludir el problema de las condiciones, es recurrir al infinito. Si el universo lo es, y contiene infinitos universos hijos de dimensiones finitas (como el nuestro), por pequeña que sea la probabilidad de que se den las condiciones adecuadas para la vida no deberíamos sorprendernos de hallarnos en uno de ellos, he aquí, uno de esos trucos de circo en el cual  es imposible comprobar su falsedad o veracidad, pero que aplicando el sentido común que ya nos enseñara Occam, carecen de valor científico y racional, primero por que no solo no soluciona nada sino que encima lo complica más y segundo por que no hay prueba ninguna a favor de esa teoría que de ser cierta creo que tendría que existir un rastro que poder seguir y nos permitiera saber algo acerca de esa multiplicidad de universos, de la que el nuestro sería uno más.

         Pero es que además cualquier variancia universal puede ser siempre reducida a la invariancia de alguna cantidad o ley más básica que gobierna las reglas del cambio. De modo que, o no hay leyes en absoluto, o bien hay leyes invariantes, y es más lógico pensar que las constantes y las leyes estuvieran determinadas antes que las condiciones iniciales, al menos las que son invariantes, lógicamente, al igual que en un experimento realizado por científicos, que varían las condiciones iniciales del experimento para descubrir la invariancia que subyace de tras de cada acontecimiento.  Pero si las constantes y las leyes son previas a las condiciones iniciales, entonces debe existir una estructura lógica mayor que el universo, que lo trasciende.

En este  caso nos quedaría por resolver el problema de una preexistencia de leyes y constantes universales antes de que aparezca el universo, y que precisamente permiten su existencia, y la de la vida en él, recordar que  postular una fluctuación cuántica que da lugar al universo, es eso, unas leyes que existen antes que el universo mismo. Lo cual una vez más nos sigue complicando el problema ¿como pueden existir leyes de modo independiente y que rigen el comportamiento de lo que aun no existe?

Hablemos de las constantes universales.

Toda la diversidad y variedad, toda la riqueza y complejidad del mundo físico descansan en la singularidad de solo unos números, de valor conocido, pero no explicados. Como la masa del protón, electrón (P+ / e- = 1836.104) la constante de estructura fina eléctrica (1/137.036) y la de estructura fina gravitatoria (cuyo orden de magnitud está sobre 10-40)

Nuestra existencia depende en extremo del valor de estas constantes. Determinando por ejemplo el tamaño de las estrellas y el tiempo de combustión, que se verían gravemente alterados si la constante de estructura fina se desviase de su valor, en solo un 1%.

El fabuloso ajuste de estas constantes impidió que todo el combustible nuclear para las estrellas se consumiera en los primeros treinta minutos del Big-Bang. Así la estabilidad de la síntesis nuclear se alcanzó cuando el universo tenía unos mil millones de ºK, y solo tres minutos y dos segundos de existencia, si hubiera ocurrido antes habría tenido lugar una síntesis nuclear acelerada de elementos pesados que habrían dejado al universo sin apenas hidrógeno.  Pero si hubiera ocurrido solo unos minutos después a cien millones de ºK, los neutrones habrían decaído en protones y electrones. El universo solo contendría hidrógeno y nada más. (por poco no lo contamos ...)

A su vez, son las constantes las que permitieron que con posterioridad al Big-Bang (de ser cierta la teoría), se sintetizaran los elementos pesados, necesarios para la aparición de la complejidad y la vida.

La síntesis de elementos pesados como el oxígeno o el carbono (único capaz de dar lugar a la complejidad   en la que puede basarse la vida) tiene lugar únicamente en las estrellas.

Lo hacen a través de un proceso afinadísimo, donde los niveles de resonancia de los distintos átomos implicados tienen la única relación que les permite el proceso de la síntesis.

Después de ésta, se precisa que la estrella explote para dispersar los elementos  (lo que no todas pueden hacer) para que puedan surgir sistemas planetarios en torno a una nueva estrella. En uno de los planetas aun deben darse una multitud de benéficas circunstancias para que la vida se desarrolle.

La explosión de la que hablamos es una supernova, que solo tiene lugar para estrellas de unas 25 veces la masa del sol. Ocurre cuando la estrella alcanza la muerte térmica, entonces la síntesis nuclear se ve muy acelerada, se sintetiza mucho hierro que colapsa tan intensamente bajo el peso de la gravedad, que los protones y los electrones se funden para formar un único núcleo de neutrones, con una masa igual a la del sol, y el tamaño del monte Everest.

La falta de combustión no puede sostener las capas externas de la estrella que se precipita sobre el compacto núcleo de neutrones, a una velocidad de cien mil kilómetros por segundo, pero debido a la densidad del núcleo, la onda de choque generada, rebota.

Todo acabaría ahí, si no fuese porque momentos antes y en perfecta sincronía se generó una avalancha tremenda de neutrinos que proporcionan el empuje necesario para volar las capas externas de la estrella. Instante en el que se sintetizan otros elementos pesados (como el oro).

El secreto de tal precisión está invariablemente vinculado a las características de los neutrinos, de tal suerte que si la fuerza de interacción débil fuera algo menor, la onda de choque no se vería influida por los neutrinos, pero si fuere algo mayor, éstos quedarían atrapados sin potenciar a la onda. En ambos casos no se formarían los sistemas planetarios, y nuestra historia como postula la ciencia habría concluido antes de empezar.

Os podré otros ejemplos de cómo afectarían los cambios del valor de las constantes.

La constante de estructura fina determina la intensidad del campo gravitatorio en un orden de magnitud de 10-40. si este valor estuviese en un orden de magnitud de 10-30, entonces las estrellas típicas del universo tendrían una masa mil billones de veces inferior a la del Sol, con un radio de 2 Km. y solo durarían  24 horas actuales. La tierra tendría que encontrarse a solo medio millón de Km. en lugar de a los actuales 150. el año tendría dos millones de días de un segundo cada uno.

En un planeta como este, un ser vivo tendría una masa cien millones de veces inferior de lo que lo es aquí, o sea, un hombre en lugar de 1028 átomos, tendría 1020 átomos. O dicho de otro modo, un hombre que pesara 100 Kg. pesaría solo 1 miligramo en este planeta. Las modelos de pasarela  de 50 Kg. pesarían medio miligramo. Supongo que ya se han dado cuenta. La complejidad no sería la misma, no podríamos tener más inteligencia que una ameba. En realidad no podrían aparecer seres humanos, conciencia, inteligencia, sociedad, cultura .....  El intento de modificar otras constantes para corregir los defectos ocasionados por la primera, desencadena más problemas de los que resuelve.

Esta misma constante de estructura fina eléctrica permite la existencia de un campo magnético terrestre, crucial para la existencia de la vida, desviando gran parte de las radiaciones cósmicas, letales para los seres vivos, impidiendo que las radiaciones ionizantes aneguen la superficie terrestre que desbaratarían toda posibilidad de vida.

Por cierto, hablando de electromagnetismo. Nuestro universo solo manifiesta tres dimensiones espaciales y una de tiempo. Sin embargo las modernas teorías de cuerdas predicen la existencia de unas 10 u 11, con solo 4 manifiestas y el resto reducidas a un tamaño millones de veces más pequeño que un átomo, y por ello, insondables experimentalmente. Pues bien, las leyes del electromagnetismo, descubiertas por J. C. Maxwell, que fue cristiano evangélico, y uno de los más grandes físicos teóricos y experimentadores del siglo diecinueve, solo tienen soluciones manejables en un espacio tridimensional más una dimensión de tiempo. Lo cual incide de manera importantísima en la inteligibilidad del universo de la cual hablaremos después.

No quiero terminar esta sección sin aludir nuevamente a las leyes. Y es que desde hace tiempo científicos del campo de la neurobiología, psicología, física o filosofía, sostienen que la conciencia humana no parece derivarse de la física, pese a que se han hecho notables esfuerzos por explicarla en base a ella.

Por eso proponen para la experiencia conciente un elemento fundamental irreductible a algo más básico. La conciencia poseería sus propias leyes fundamentales, ya que las físicas no pueden explicarlo, se requiere por tanto un elemento nuevo y propio.

Si tienen razón, podría significar que estas leyes de la conciencia existirían desde los comienzos del universo (recordar que hablamos de leyes fundamentales por que no son derivables de otras más elementales) al igual que otras leyes universales, pero que solo se expresarían cuando existiesen las condiciones adecuadas para ello, es decir la base orgánica de seres vivos como nosotros para que pudieran manifestarse las leyes de la conciencia.

Es como si todo el universo hubiera sido ideado expresamente con el fin de albergar seres vivos concientes. Demasiado maravilloso como para carecer de propósito.

¿Puede semejante maravilla comenzar en la nada, para concluir nuevamente en la nada, en el olvido eterno?

No podemos eludir la pregunta afirmando que no hay un como ni un porqué. Siempre lo hay en todo lo creado, ¿Cómo iba a ser menos el principio de todo lo que existe?

 INTELIGIBILIDAD E IMPENETRABILIDAD

 Es importante destacar que el mundo se nos muestra inteligible, y no tendría por que ser así.

¿por qué el hombre posee sobradas facultades para robarle al universo muchos de sus secretos y entender muchos de sus misterios, muy por encima de lo que requiere nuestra supervivencia en el pasado y en el presente?

Somos capaces de pensar sobre el pensamiento. Y para ello nuestros cerebros han de estar muy finamente equilibrados, y nuestros sentidos son lo bastante sensibles como para recopilar una ingente cantidad de información, aunque tampoco demasiado, afortunadamente. Pues si nuestros sentidos registraran toda información posible, toda la gama de radiaciones, movimientos vibratorios de los átomos, etc., nuestras mentes se verían desbordadas de información, y el procesamiento de la misma se haría más lento, los tiempos de reacción más largos, necesitándose toda clase de circuitos adicionales para filtrar la información en imágenes de diferentes grados de intensidad y profundidad.

En el mundo se dan fenómenos de tipo no lineal, estos son aquellos donde el todo es más que la suma de sus partes. Responden a un comportamiento asombrosamente complejo, que en la práctica los hace totalmente impredecibles en poco tiempo. Por ejemplo, el clima, los latidos de un corazón, el comportamiento social o la salida del agua de un grifo.

Si todo fuese así, el mundo sería ininteligible, y la ciencia no sería posible.

Afortunadamente la mayoría de los fenómenos son lineales, predecibles por medio de leyes sencillas. Gracias a esto es posible saber algo del mundo sin necesidad de tener que saberlo todo a la vez.

¿Puede ser casualidad que el universo se edifique a si mismo sobre la comprensibilidad algorítmica, al mismo tiempo que esta contiene la posibilidad específica de dar lugar a seres con capacidad para descifrarla?

El sello distintivo de un universo clásico como el nuestro es una propiedad llamada localidad, que significa que los sucesos están influenciados por aquellos otros que acaecieron en su proximidad espacial y temporal. Sin embargo en el mundo de las partículas, donde reina la mecánica cuántica, el mundo es no local, perdiéndose la noción de causa-efecto. La predicción solo puede ser estadística.

Si nuestro mundo fuese así, difícilmente podriamos siquiera remotamente comenzar a entenderlo. Afortunadamente nuestro mundo es local, y esto lo garantiza las dimensiones espaciales que experimentamos, que juegan un papel importante en la preservación de este estado de cosas.

Gracias a que solo percibimos 3+1 dimensiones, las ondas emitidas en distintos tiempos no nos llegan simultáneamente. Desde las ondas cuánticas a las cerebrales la dimensionalidad del universo juega un papel fundamental en su comprensibilidad.

Pero que el universo se muestre así no es inevitable, por eso su comienzo debió haber partido de un estado prístino muy especial.

Otra propiedad importante del universo es que todas las partículas de un mismo tipo son totalmente idénticas entre si, indistinguibles en cualquier lugar y tiempo. Se desconoce el porqué de esta identidad, pero su pérdida daría un mundo ininteligible.

Pero ni siquiera un mundo formado por colecciones de partículas idénticas es suficiente para garantizar la inteligibilidad.

Así a pesar de la incertidumbre impuesta por la mecánica cuántica es ella misma la que garantiza la estabilidad, consistencia e inteligibilidad del mundo.  Pues si la energía no estuviese cuantizada, los electrones se encontrarían en orbitas de forma arbitraria recorriendo todo el continuo de números , y con ello no existirían elementos bien definidos con propiedades universales. Las propiedades de cada átomo serian distintas en momentos distintos, es decir, sus tamaños y propiedades estarían continuamente cambiando. Un mundo así no sería legible, los fenómenos no serían reproducibles y la ciencia no podría existir. Tampoco existiría la vida, la conciencia... Sin la ambigüedad cuántica del mundo microscópico, el mundo macroscópico no sería descifrable.

Sin embargo hay límites a nuestra comprensibilidad del mundo, pues las matemáticas empleadas en la mecánica cuántica son no ontológicas. Esto significa que los algoritmos que introducen reflejan con precisión nuestra aprehensión humana de lo real y nuestras capacidades de acción, pero no pueden considerarse como traducciones de los elementos estructurales de la realidad en si misma.

El hombre no puede responder a la pregunta de porque existe algo en lugar de no existir nada, porque el mundo es como es. No hay una respuesta objetiva en el como y el porque existe la vida, en quienes somos, porque estamos aquí o para que. ¿cuál es el sentido de todo esto? Y es que somos un enigma. Nuestro yo nos es lo más familiar, y a la vez lo más misterioso del mundo. Es un drama para el insaciable espíritu humano no saber las respuestas a tales preguntas, y no por ello deja de ser absolutamente legítimo el poder plantearlas. El hombre necesita una respuesta, incluso el que  no lo reconoce. Y al que busca sinceramente no le vale que le digan que tales preguntas no tiene sentido plantearlas.

Muchos de los que creemos en Dios, sabemos que el que busca haya, por que no puso Dios en nuestro espíritu el deseo de buscar para dejarnos huérfanos de respuestas. La respuesta estaba preparada de antemano, y es suficiente para calmar la sed de nuestro ser para siempre.

 Francisco Javier  López Vergara
Licenciado en Farmacia
Miembro de la Iglesia de Cristo en Sevilla


Otra bibliografía empleada:

 El génesis y el Big-Bang. Dr. Gerald L. Schroeder

Coincidencias cósmicas. John Gribbin y Martin Rees

Teorías del todo. John D. Barrow

Los tres primeros minutos del Universo. Steven Weinberg

La mente de Dios. Paul Davies

Superfuerza. Paul Davies

Los cientificos y Dios. Antonio F. Rañada

Los números y la esencia de las cosas. Bernard d´Espagnat (MUNDO CIENTIFICO)

Explicación de todo. M. Mukerjee (INVESTIGACION Y CIENCIA)

El problema de la conciencia. David J. Chalmers. (INVESTIGACION Y CIENCIA)