Advertencia: Los argumentos aquí empleados no sirven para refutar la evolución, pero sí un mecanismo por azar. Ni tampoco el Big-bang, pero si el origen del universo en la nada. ( Por brevedad, no se incluye la explicación científica a muchas afirmaciones, aunque todas ellas pueden encontrarse en la bibliografía referenciada ).

            Quien crea que la ciencia ha dado por concluido el debate teológico sepa que entre los creyentes en general están cientificos como Newton, Galileo, Copérnico, Linneo, Maxwell, Volta, Ampere, Faraday, Gödel, Heisenberg, Planck, Pauli, N. Mott, J. Eccles, Abdus Salam ...           

            En sentido estricto, ¿que es el azar?

            Heinz Pagels (catedrático de física teórica en Rockefeller), en su libro “El código del Universo”, dice: “Los matemáticos nunca han tenido éxito al dar una definición matemática de lo aleatorio”, “...simplemente no existe”. “Tenemos que los matemáticos no saben lo que es la aleatoriedad, pero pueden decir si una secuencia de números finita no es aleatoria al incumplir alguno de los test de aleatoriedad”. “Pero incluso en el caso de que una secuencia de números cumpla todos los test, nunca podríamos estar seguros de que sea aleatoria”. “¿cómo podemos estar seguros de que un número es realmente aleatorio? No podemos. Lo máximo que podemos llegar a conseguir es establecer cuándo no es aleatorio si incumple alguno de los test”.  Con esto concluyo que el título de azar no es más que la tapadera científica con la que se pretende cubrir la vasta laguna de la ignorancia. Cuando el científico desconoce las causas de algo, lo llama azar y todo explicado.

Lo peor es que muchos lo creen, pensando que es irracional creer en Dios, cuando lo irracional es creer cualquier cosa vestida de ciencia con tal de no creer en Dios.  Creerlo todo para decir que no creen en nada. Se vive  adorando la ciencia, que es el Dios impersonal de los que no quieren un Dios personal, y quienes lo hacen se convierten en “cienciolatras” irracionales.

Freman Dyson, profesor de física en Princeton, dice: “Es cierto que aparecimos en este Universo por azar, pero la idea de azar es solo un disfraz de nuestra ignorancia”, que es tanto como decir que científicamente no sabemos el porque estamos aquí.  y si no sabemos porque estamos aquí, ¿podemos saber para que estamos?, ¿podemos estar por nada y para nada o nuestra breve existencia terrenal tiene un valor que la trasciende? Ciertamente, la vida tiene un sentido, pero no está en el ámbito de la ciencia el dárselo, pues el conocimiento científico no lo abarca todo como algunos creen ingenuamente. Toda prueba contra el azar es un tanto a favor del argumento teleológico (el objetivo y finalidad de la naturaleza era conocida y planeada de antemano). En esta línea recojo la frase del reconocido divulgador científico, Paul Davies, físico-matemático, en su libro “proyecto cósmico”: “Es posible imaginarse un universo completamente determinista y que su futuro sea, no obstante, desconocido e incognoscible. Esta implicación tiene un significado profundo. Aunque las leyes de la física sean estrictamente deterministas dejan lugar para que el Universo sea creador y genere innovaciones impredecibles La pruebas que utiliza para llegar a está posibilidad es demasiado extensa y complicada para tratarla aquí, es mejor remitirse a su libro.

La mecánica cuántica, que es una teoría que predice probabilidades, y cuyo potencial de predicción es estadístico más que puntual y concreto, está siendo puesta en tela de juicio por sus incompatibilidades con la relatividad de Einstein y por sus extrañas implicaciones metafísicas. .

David Z. Albert explica en “Investigación y Ciencia” de julio -1994, como la teoría de D. Bohm constituye un auténtico desafío a la concepción probabilística y subjetiva de la realidad en mecánica cuántica . aunque no es nueva esta teoría, vuelve a poner sobre la mesa el determinismo. 

El azar no es más que la ausencia de toda ley, norma o regla, y cuan evidente es que ésta no es la propiedad de nuestro Universo. Como vamos a ver, si dependiéramos del azar para existir, que duda cabe que no estaríamos aquí para discutirlo.

 Jean Guitton nos explica en su libro “Dios y la Ciencia” que una molécula orgánica de varios cientos de átomos (las hay de miles) tiene alrededor de 1080  isómeros posibles. Sin embargo, según las dimensiones del Universo (diámetro de 1028 cm.) y densidad crítica (un átomo de H por m2), tal y como conoce hoy el hombre, el número de átomos del vasto Universo conocido es muy inferior a 1080. ¡ Ni todo el Universo contiene materia suficiente para abarcar esos isómeros! Pero además, aunque el azar rastreara las posibilidades a la vertiginosa velocidad de 100.000 millones de isómeros por segundo , aun tardaría más de 3x1061 años en hacerlo , cuando al Universo se le calcula una edad de 15x109 años, que es muchísimo menos. Si el azar tuviera que constituir las moléculas precisas y necesarias y en el momento justo y en el lugar adecuado para asociarlas correctamente, las posibilidades serían verdaderamente ridículas.

 Paul Davies, en su libro ya citado, nos explica que la probabilidad matemática de que el azar diera lugar a una molécula simple de ARN auto replicante (como alguna teoría propone que surgió la vida) es de 1 frente a 102000.000, que es tanto como decir; ¡imposible! Hoy día, los científicos aún se maravillan de la extraordinaria complejidad de una simple bacteria, bastante mayor que la de una molécula de ARN. ¿se imagina cuál es la probabilidad de que mil enzimas se unan ordenadamente para constituir una célula en una evolución de millones de años? Es de 1 frente a 101000 . Algunas células pueden llegar a tener alrededor de las 2000 enzimas y realizar más de 1000 reacciones químicas distintas a la vez.

 Pues sepa el lector que cuanto más intrincado es un sistema complejo, más delicado y vulnerable es a la degradación por cambios al azar. Es decir, el azar, además de no dar ninguna posibilidad al surgir de la vida, destruiría ésta, más rápida y fácilmente cuanto más compleja fuese. (insisto en que esto no refuta la evolución pero si un mecanismo por azar)

 Paul Davies reconoce que el origen de la vida permanece en un profundo misterio y añade que “es poco probable que surja de accidentes puramente aleatorios, pues es un mecanismo que falla a la hora de explicar la flecha evolutiva del tiempo, que más probablemente ha surgido por transiciones abruptas no aleatorias hacia estados de mayor complejidad en sistemas forzados a abandonar el equilibrio y que encuentran puntos críticos”. El requerimiento de leyes, ¿no exige un legislador? Como dice Jean Guitton ; “No estamos aquí porque un par de dados cósmicos hayan caído bien”.

 Si científicamente es imposible sostener que la vida, la inteligencia, la conciencia, la voluntad o el libre albedrío hayan podido surgir por azar o acontecimientos aleatorios ¿no estaría dada la finalidad de tan extraordinario propósito?

 Por ésta y más razones, muchos científicos han tratado, inútilmente, concluir la cadena de causas sin llegar a Dios y afirman que el Universo no tiene causa, simplemente es. Y que surgió de la nada. O lo que sería igual; ¡ El Universo es su propia causa! ¿hay razones auténticas para sostener esto, o es un rechazo lleno de prejuicios?

 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios”. Romanos 1: 20-22.

 Hoy conocemos el impresionante ajuste que tienen las algo más de media docena de constantes fundamentales del Universo, como la masa y carga de las partículas atómicas, la constante de Planck o la de Boltzman ...cuyos valores son conocidos, pero no están explicados. Además, la colosal variedad de combinaciones de valores posibles para dichas constantes no permitirían que el Universo se pareciera a lo que es y existiera la vida. Lo mismo ocurre con las leyes, pues las que se conocen ¿Porqué existen? ¿y porqué no otras distintas? Por ejemplo:  si la fuerza nuclear fuerte hubiera sido algo más débil, todo el Universo sería de hidrógeno . si algo más intensa, habría más helio y elementos pesados, pero no hidrógeno. En ambos casos no viviríamos para contarlo. Si la fuerza electromagnética fuese mayor, las reacciones químicas no serían posibles. Si la expansión del Universo hubiera experimentado al principio una desviación del orden de 10-40, el Universo se habría desparramado sin germinar la vida.

 Una pequeña variación en el exceso de protones en relación a los antiprotones (uno más en mil millones) habría  producido un Universo sin materia bariónica  o una cantidad desastrosa de ella. Si la gravedad hubiera sido más débil , las nubes de gas no se habrían condensado en estrellas como nuestro sol. Si hubiera sido algo mayor, las estrellas se habrían consumido tan rápidamente, al tiempo que se engullirían unas a otras en una descontrolada furia abrasadora, que la vida no habría tenido ni la más mínima oportunidad siquiera de asomarse tímidamente a este Universo.

 La densidad experimental del Universo es un décimo de la crítica, y el resultado de dividir la primera entre la segunda recibe el nombre de Omega y su valor es 0,1. Esa aparente falta de un 90% de masa puede no existir o estar oculta a nuestras técnicas, pero de acuerdo con la teoría , Omega debió encontrarse al comienzo, muy próximo a 1, con un ajuste tan fabuloso como decir que debió estar dentro 10-60 de 1.  lo que es un ajuste impresionante. Pero aún hoy debería estar muy próximo a 1, pues solo ello permitiría explicar lo que experimentalmente es indudable, y es la extraordinaria estructuración de la materia en galaxias, cúmulos y supercúmulos, en el espacio, cuya disposición no es al azar como bien saben los astrónomos. Cualquier desviación de 1, por pequeña que fuera en la era inflacionaria (de los 10-43 seg. A los 10-34 seg.) no habría llevado al universo actual. Si inferior a 1, pocas regiones acumularían materia suficiente como para dar alguna estrella. Si mayor que 1, todo colapsaría brutalmente. La más mínima desviación habría condenado al Universo al olvido.

 Una vez más, no hay lugar para la casualidad, y a pesar de ello el Universo está condenado a extinguirse inexorablemente. Entonces ... ¿todo para nada? Es lógico, dirán algunos, ya que venimos de la nada. No espere mucho, pronto le dirán que usted tampoco es nada.

 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. Colosenses 2:8

 Hoy se postula el origen del Universo a partir de una fluctuación cuántica, pero esto requiere leyes, y eso ya es algo.

 ¿De donde surgieron, por que no otras leyes? ¿puede la nada tener capacidad creadora?... Pero entonces ya es algo. ¿puede la nada tener necesidad lógica de la existencia? Pero la condición de necesidad lógica, que ya es algo, no obliga a la existencia física.

 Semejante aberración del pensamiento científico para la creación ex nihilo del Universo debe apoyarse en una teoría cuántica de la gravedad; pero eso a pesar de los inmensos esfuerzos por hallarla, no existe aún.

 Adelantar conclusiones, y muy absurdas, sin suficiente base es desacreditar el método científico, y engañar a los profanos.

 

Si el Universo fuera autocreador de si mismo, a partir de la nada, siendo todo lo que existe, debe ser autoconsistente, autocontenido y no precisaría nada externo a él para existir. Debería contener la explicación de si mismo, sin carencias. ¿tiene esto apoyo científico?

Matemáticos como D. Hilbert, G. Frege y B. Russell intentaron dotar a las matemáticas de un carácter absoluto y totalmente consistente. Pero hacia 1931, el matemático Kurt Gödel publicó un impresionante artículo donde demostraba la imposibilidad del intento de sus colegas, pues las matemáticas ni pueden ser totalmente consistentes ni totalmente completas, siempre se deberán aceptar principios por fe. Y la ciencia expresada en lenguaje matemático nunca estará totalmente concluida, no lo podrá explicar todo. Del teorema de Gödel se deduce lo siguiente:

En cualquier ciencia, la ausencia de contradicción es indemostrable.

Ninguna ciencia tiene carácter absoluto.

Una teoría del todo que justifique la existencia del Universo y el porque es como es, es imposible.

La ciencia absoluta requiere una jerarquía infinita de sistemas formales de complejidad creciente, sin que ninguno de ellos pueda servir de base a la estructura global.

La ciencia absoluta tendría que ser infinita.

Una teoría de la naturaleza nunca puede ser final.

 

La teoría del Todo está condenada al fracaso por razones de consistencia lógica. Es una quimera. El Universo no puede explicarse a si mismo; la salida a su contingencia debe buscarse fuera de él, a lo que yo llamo Dios. El mismo B. Russell decía en 1959: “La espléndida certeza que siempre había esperado encontrar en las matemáticas se perdió en un laberinto desconcertante

 Es curioso que el Universo, que es finito así como sus propiedades, tenga que ser explicado por una ciencia infinita, y eso, que no es posible, testimonia lúcidamente como de constate nuestra mente debe rendirse a la fe ( entendida en sentido genérico ) la cual nunca será vencida por la razón por cuanto ésta se halla cimentada sobre principios aceptados a priori ( por fe ).

 Si un Universo físico y finito tiene que se explicado por una ciencia infinita ¿no es obvio que semejante paradoja solo se resuelve si reconocemos que su razón de ser está fuera de él?

 ...y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle...” Hechos 17: 26.27.

 También fue B. Russell quien dijo: “Las matemáticas pueden ser definidas como una materia en la cual nunca sabemos de que estamos hablando ni si es verdad lo que decimos

 Nadie se engañe así mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos”. 1ª Corintios 3:18-19.

 En pocas palabras: la ciencia nunca nos proveerá de argumentos, siquiera mínimos, para excluir a Dios de la creación del Universo. Por tanto, no resulta lógico tratar de sustituirlo, y menos por la nada.

 Francisco Javier  López
Miembro de la Iglesia de Cristo en Sevilla


para cualquier consulta acerca de este estudio puede dirigirse al autor en esta dirección 
fjavierlv@hotmail.com 


Otra bibliografía empleada:

 

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA oct. 1994, paginas 73-74

Arrugas en el tiempo de George Smoot

Los científicos y Dios de Antonio F. Rañada

La Biblia