Volver

Estudiando el Nuevo Testamento

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.

CAPITULOS 5-7  1ª Parte (Los principios del Rey)

EL SERMÓN DEL MONTE

Introducción: Hoy comenzamos nuestro 5º estudio del evangelio según San Mateo y en el nos ocuparemos de meditar hasta donde nos sea posible en el que ha sido llamado “el sermón mas famoso de todos los sermones que se hallan predicado en la historia de la humanidad”. El Mesías pronunció éste sermón como un ejemplo del tipo de vida que sus seguidores tenían que llevar por la fe. El evangelio de Mateo fue escrito para demostrar a la nación de Israel que Jesucristo era el Mesías prometido por Dios desde antes de la fundación del mundo. En el primer capítulo hemos visto como Mateo presenta al Rey-Mesías, es decir a Jesús, como descendiente directo y legal, “Hijo de David, hijo de Abraham” (Mt. 1:1). En el 2º capítulo Mateo demuestra el derecho legal de Cristo al trono y su reconocimiento por parte de los gentiles (los magos), como Mesías. En el capítulo 3º, aparece Juan el Bautista como una estrella de la mañana en las tinieblas de Israel para proclamar un mensaje a la nación Judía. “Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2). Juan anunciaba que el reino que Dios había prometido a David en 2ª de Samuel 7:16 estaba cerca. Con estas palabras Juan presentó al Mesías a la nación que había esperado durante tanto tiempo su venida. En el capítulo 4º, Mateo señala el derecho moral de Jesucristo a ser Rey de Israel por su triunfo sobre Satanás y las tentaciones en el desierto. Había llegado ahora el tiempo en que Cristo debía empezar su ministerio, y la primera palabra que Cristo dirigió a la nación fue: “Arrepentios, porque el reino de los cielos” (Mt. 4:17). A fin de demostrar la autenticidad de su persona y de su oferta del reino pactado con Israel, “recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mt. 4:23). Como resultado, le siguió mucha gente de Galilea, de Decapolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. Los que se unían en torno al Señor serian aquellos que oyeron el mensaje de Juan, estaban convencidos de la necesidad de la justicia. Estaban esperando el establecimiento del reino del Mesías, y que deberían ser DENOMINADOS discípulos de Jesús debido al hecho de que se hallaban dispuestos a ser enseñados por él.

 El tema que trata Mateo ahora en los capítulos 5 al 7 tiene que ver con la justicia verdadera en contraposición a la falsa justicia de los escribas y fariseos. Es importante recordar que la gente miraba a los escribas y fariseos como modelos y maestros en cuanto a las cosas de Dios. Aquellos lideres religiosos fijaban las reglas y determinaban lo que era santo o profano. Una de las cosas por la que los escribas y fariseos detestaban a Jesús era porque en este Sermón Él expuso la superficialidad y engaños a ellos (Mt. 23, es un claro exponente).

Es para nosotros MUY IMPORTANTE que echemos un vistazo a este Sermón.

Pocos pasajes de la Biblia son tan mal entendidos y aplicados incorrectamente que el Sermón del Monte. A menudo la gente toma un versículo o frase aislada  y desecha el contexto. Es muy importante para nosotros que tengamos una visión total de este maravilloso e importante sermón antes de que intentemos estudiar las varias divisiones de este trascendental discurso del Mesías-Rey.

Tenemos tres propósitos básicos por los cuales Jesús pronunció este sermón.

1.             Decirle a sus seguidores lo que es la verdadera justicia, en contraste con la falsa justicia de los escribas y fariseos.

2.             Describir las leyes de su Reino, los principios espirituales  que Él usa para gobernar las vidas de los hombres.

3.             Relacionar su mensaje a la ley del Antiguo Testamento y las tradiciones  de los escribas y fariseos.

En este Sermón encontramos tres equivocaciones que muchas personas cometen al estudiar este sermón del monte.

1.             Lo aplican a las naciones a pesar que fue dado para individuos.

2.             Lo aplican a los inconversos, pero fue dado para creyentes.

3.             Lo convierten en la “ley cristiana” que se debe obedecer, cuando en realidad es una descripción de lo que es un cristiano cuando el Espíritu Santo obra a través de su vida (Ro. 8:1-4).

Y ahora, una PREGUNTA: ¿Es este sermón para nosotros hoy?. Siendo que Mateo es el “Evangelio del reino”, y que este reino del rey se corresponde con los súbditos, en el conjunto de todos los redimidos por la sangre de Cristo, de todos los tiempos hasta que el último de los que han de ser salvos entre a formar parte de él, entonces hemos de entender que no habrá ningún cristiano en cualquiera de las generaciones, que este excluido de las enseñanzas de estas leyes dadas por el Rey del reino para sus súbditos.

Los primeros dieciséis versículos de Mateo 5, describen al verdadero cristiano y se refiere a su carácter. El sermón del monte era la exposición, por parte de nuestro Señor, de la santidad de Dios, y de las demandas que hacia un Dios Santo. Nos describe el tipo de justicia que Dios espera de aquellos que han llegado a conocerle por la fe. Cristo nos estaba dando en este sermón las bases sobre las cuales viene la bendición de Dios sobre aquellos que le han recibido como su salvador personal. Bien podríamos llamar a las bienaventuranzas, “LA BASE DE UNA VIDA FELIZ”.

Todos nosotros sabemos que la palabra “BIENAVENTURANZA” significa bendición y procede de la palabra latina para “BENDITO”. En Mateo 5:1-12 tenemos unas bienaventuranzas en progresión. Nos muestra como la persona empieza con su propio sentido del pecado y finalmente llega a ser un hijo de Dios y los resultados que siguen entonces.

1ª BIENAVENTURANZA (Mt. 5:3): “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. (Nota: Preguntar a diferentes hermanos que piensan sobre la enseñanza de esta bienaventuranza).

Parece una manera sorprendente de empezar a hablar acerca de la felicidad al decir: ¡”Benditos los pobres en espíritu”!.

Debemos tener cuidado de pensar que esta bienaventuranza considera a la pobreza material como una cosa buena. LA POBREZA NO ES NADA BUENO. Jesús no habría llamado nunca bendito a un estado en que las personas viven en chabolas y no tienen suficiente de comer, y en el que la salud se deteriora porque todo esta en su contra. Esa clase de pobreza es un mal que el Evangelio trata de eliminar. La pobreza que es bendita es la pobreza de espíritu cuando la persona se da cuenta de su absoluta falta de recursos para enfrentarse con la vida, y encuentra su ayuda y fuerza solamente en Dios.

¿Cuántos de nosotros nos podríamos jactar de ser RICOS ESPIRITUALES?. Podemos ver a la luz de Gálatas 5:22-23, que en cuanto a los frutos del espíritu no somos muy ricos que digamos. Examinemos uno a uno estos frutos del espíritu.

AMOR. ¿Cómo estamos de este fruto?, ¿Amamos a Dios como se requiere en el mayor de los mandamientos?, ¿Amamos al prójimo de la misma manera que Cristo nos ama a nosotros?.

GOZO. ¿Cómo  estamos de Gozo, somos muy ricos?, Y cuando hablamos de gozo lo que se trata es del GOZO DEL SEÑOR (tenemos que reconocer que no somos tampoco muy ricos en este fruto espiritual).

PAZ. ¿Qué diremos de este precioso y sosegador fruto?, ¿Qué tal andamos de paz con Dios, con nuestra conciencia, con nuestro prójimo, con nuestro entorno familiar, o de amistades, o vecinos, o de compañeros de estudios o clase, etc, etc?. Tampoco de este fruto espiritual somos muy ricos.

PACIENCIA. Bueno, aquí cierra y vamonos, este es uno de los frutos más escasos en la vida de los seres humanos, y también uno de los más pobres en la vida cristiana, ni tenemos paciencia con Dios, ni con nosotros mismos, ni con los mas próximos, ni con los mas lejanos, ¡Que tremendo es esto!. Si Jesús hubiera dicho: “Bienaventurados los ricos en espíritu”, de seguro que esa hubiera sido nuestra mayor desdicha. Pero no, El ha dicho “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:3). ¡Felices vosotros, súbditos de mi reino, porque sois humildes para reconocer que no sois muchos, ricos espirituales, pero es esa humildad de reconocerlo la que os hace poner vuestra confianza en Dios, y reconocer que vuestra suficiencia viene de Él. ¡Bienaventurados vosotros los pobres, porque así es que clamáis a mí! (Sal. 34:6).

FE. Tampoco de este fruto estamos muy ricos, ¿No es verdad?, ¿No estamos reconociendo siempre que nuestra fe es muy pequeñita?. Claro que si, es aun mas pequeña que el grano de la mostaza, pero hermanos, gocémonos en el Señor, porque aun siendo tan pobres a Él le ha placido darnos el reino (Lc. 12:32).

MANSEDUMBRE. ¿Qué tal somos de mansos?, si nos miramos a nuestro corazón bien pronto reconoceremos que nuestra mansedumbre es casi una desconocida, y que con cualquier insinuación que se nos hace desfavorable nos ponemos en pie de guerra. Nuestra mansedumbre tampoco es un fruto espiritual del que podamos alardear mucho. ¿No es cierto?, y que decir de la TEMPLANZA, tampoco tenemos mucho de este don en nosotros, no estamos muy templados para aguantar los golpes de esta vida, y de esto sabemos mucho los que tenemos humildad para reconocer que en cualquier golpe nos rompemos y nos venimos por los suelos.

“Bienaventurados los pobres en espíritu... ” (Mt. 5:3).

Cuando nosotros comparamos estos frutos del espíritu según Gálatas 5:22-23, con los frutos mencionados en los versos 16 al 21 de Gálatas 5, y que son los frutos de la carne, tenemos que reconocer que somos más ricos de este fruto o frutos, y de los que sentimos mucha vergüenza, sin embargo de estos frutos si que tenemos bastantes, aun después de tantos años de vida cristiana, y si somos honrados con el Señor y con nosotros mismos, el reconocimiento de esta verdad nos hará humildes para clamar al Señor y para poner nuestra confianza en su maravillosa gracia y misericordia, que aun sin ser muy ricos espirituales, él nos hace ser poseedores del reino de los cielos.

2ª BIENAVENTURANZA: (Mt. 5:4). “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”. Esta bienaventuranza trata sobre aquellos que tienen el corazón quebrantado. Los súbditos del reino de los cielos íbamos a distinguirnos mas por las lagrimas que por las risas, “muchas son las aflicciones del justo” (Sal. 34:19). “En el mundo tendréis aflicción...”. ¡Felices los que lloran, porque ellos serán consolados”. La aflicción puede hacer dos cosas con nosotros. Puede mostrarnos, mejor que ninguna otra cosa la esencial amabilidad de nuestros semejantes; y puede mostrarnos mejor que ninguna otra cosa el cosuelo y la compasión de Dios. ¡Muchas personas hemos llegado a descubrir a nuestros verdaderos semejantes y a Dios mismo a través del dolor y de las lagrimas!. Cuando todo nos va bien es posible vivir años en la superficie de las cosas, pero cuando llega la aflicción le hace a uno profundizar en las cosas de la vida, y si la aceptamos debidamente, nos produce una nueva fuerza y belleza en el alma. Un poeta escribió: “Anduve con el Placer, y no hizo mas que charlar, pero no me hizo más sabio lo que me llegó a contar. Anduve con el dolor y no pronunció palabra; ¡y hay que ver lo que aprendí en una breve jornada!”.

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mt. 5:4).

Uno de los grandes efectos de la cruz es abrirles los ojos a hombres y mujeres al horror del pecado. Y cuando una persona ve el pecado en todo su horror, no puede por menos que experimentar un intenso pesar por su pecado. El cristianismo empieza por un sentimiento de pecado. Bendita la persona que esta intensamente apesadumbrada por su pecado, cuyo corazón se quebranta al pensar en lo que le ha hecho a Dios y a Jesucristo, la persona que ve la cruz y se siente oprimida por el estrago que ha causado el pecado y que ha tenido esta experiencia es lo que llamamos penitente, y que quiere decir, dolerse, condolerse, “y al corazón contrito y humillado Dios no despreciara jamás” (Sal. 51:17). El camino que conduce al gozo del perdón pasa por el dolor desesperado del corazón quebrantado. Así que el sentido de esta BIENAVENTURANZA, puede ser el de la persona que tiene el corazón destrozado ante el sufrimiento del mundo, y por su propio pecado; porque en su dolor encontrara el gozo del Señor.

“...Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida, POR LA NOCHE DURARA EL LLORO, Y A LA MAÑANA VENDRA LA ALEGRIA” (Sal. 30:5).

  © 2000 Iglesia de Cristo de Sevilla

Volver