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Estudiando el Nuevo Testamento

LECCION 4

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.

CAPITULO 4

Introducción: Antes de que un Rey gobierne a otros, debe mostrar que es capaz de gobernarse así mismo. Recordemos por ejemplo al primer Rey de Israel, Saúl, que perdió su reino porque fue incapaz de controlarse así mismo y de obedecer a Dios, (1º Samuel 15). En este capitulo 4 de Mateo, el evangelista nos muestra como el Rey-Mesías se enfrento a su enemigo, "el príncipe de este mundo", (Jn. 14:30), y lo derrotó.

El capítulo 4 de Mateo y que vamos a estudiar nos presenta en sus primeros 11 versículos las tentaciones del Rey, y desde los versículos 12 al 25 nos hablan del principio del ministerio del Rey Jesús, así que hoy comenzaremos estudiando la primera parte de este capitulo y que trata sobre las tentaciones de Jesús el Rey.

LA PRIMERA TENTACION. (Vers. 3-4). Antes de entrar en el estudio de esta primera tentación es menester detenernos en los versos 1 y 2. Fue inmediatamente después del bautismo de Jesús, que fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo, y fue después de ayunar por cuarenta días y cuarenta noches que Jesús tuvo hambre. Resaltar aquí la topología de aquellos episodios del Éxodo de Israel que después de la redención pasaron el mar rojo en el cual todos en Moisés fueron bautizados, y después fueron llevados al desierto donde se tuvieron que enfrentar con aquellas tentaciones en las que el pueblo fue probado con la comida y la bebida, (Libro del Éxodo). Es interesante también observar el paralelismo de los "cuarenta días y sus noches", estuvo en aquel desierto, "sin comer ni beber", y esto nos recuerda aquellos cuarenta años de Israel en el desierto sinaítico, los cuarenta días y sus cuarenta noches de Moisés, (Ex. 34:28). También nos recuerda al profeta Elías que estuvo también durante cuarenta días y cuarenta noches después de la confrontación con los sacerdotes de Baal en el monte Horeb, (1ªR. 19:8) Estos tres, Moisés, Elías y Jesús, que estarán juntos en el monte de la transfiguración, (Mt. 17:3), conocieron la experiencia de ayunar durante cuarenta días. En aquel desierto al que Jesús ha sido llevado por el Espíritu le sale al encuentro, "el príncipe de este mundo", (Jn. 14:30), y en aquel enfrentamiento se estaba jugando el destino de nuestra salvación, el futuro mismo del Universo y podemos decir que aquel encuentro entre estos dos reyes era la primera escaramuza en la gran batalla cósmica entre el enemigo de nuestras almas y nuestro Salvador. Satanás apeló en su primer intento al cuerpo, al deseo de la carne. No había pecado en tener hambre. Sin embargo, sugirió que si Cristo era el Hijo de Dios no debía dejarle con hambre. Satanás siempre quiere que pensemos que Dios esta, "privándonos de algo", (recordemos Gn. 3:5). Satanás intentaba ahora hacer fracasar al, "segundo Adán", de la misma manera que hizo fracasar al, "primer Adán". El primer Adán cayó al comer.... "El postrer Adán venció al no comer".

Podemos decir que el primer capitulo de la historia humana empezó en un paraíso..... y el primer capítulo de la redención divina empezó en un desierto.

La sugerencia de Satanás es: "Dios no debe amarte, si te amara, ¡te cuidaría mejor! ". Hubiera sido una derrota si Cristo usara sus poderes divinos fuera de la voluntad de Dios. El siempre hizo lo que le agrada a Dios, (Jn. 8:29).

"Si eres hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan", (v. 4). ¿Pudo haberlo hecho?, ¿No hizo caer maná del cielo por cuarenta años para de pueblo de Israel?. Cristo se enfrentó a la tentación con Deuteronomio 8:3. Alimentar a la persona espiritual interior es más importante que alimentar el cuerpo físico. Leamos con detenimiento, (Dt. 8:1-6). Aquí notamos que Dios nos prueba en las cosas ordinarias de la vida, tales como comer o beber. Jesús vivió bajo la autoridad de la Palabra de Dios; lo mismo que debemos hacerlo nosotros.

Podemos decir que Jesús tenia la Palabra de Dios, "guardada en su corazón", (Sal. 119:11), y pudo citarla y aplicarla en el momento oportuno. Jesús sabiendo que El está en al misma situación que Israel en el desierto, recordando la quejas, murmuraciones y rebeldías del pueblo ante el hambre que el Señor permitió en sus vidas, determina que no habrá espíritu quejoso y rebelde en El mismo, y que por lo tanto, no buscara soluciones fáciles, sino dependerá de la provisión de Dios. Y efectivamente, no será defraudado: Después de haber vencido las tentaciones se nos dice que, "He aquí vinieron Ángeles y le servían", (Mt. 4:11).

La Palabra de Dios ha venido desde el cielo: "Este es mi Hijo amado". ¿Le bastará esta voz?, ¿O necesitará Jesús algo mas que se lo demuestre?. Todos nosotros podemos identificarnos con esta tentación. La Palabra de Dios dice que si creemos en el Señor Jesucristo somos aceptados por Dios como sus hijos.

¿La Palabra de Dios nos basta o no?, ¿Necesitamos demostrarlo de alguna manera?. Si al menos pudiéramos realizar algún milagro, ¿No seria la demostración de que soy un hijo de Dios?. Viene la voz del tentador: "Si eres hijo de Dios.... demuéstralo", no basta con que Dios lo haya dicho.

Esta tentación estuvo presente en toda la vida de Cristo, llegando su culminación cuando El colgaba de la Cruz: "Si eres hijo de Dios, desciende de la cruz.....confió en Dios. Líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: soy Hijo de Dios", (Mt. 27:40-43).

NOTA: Decir, que el verdadero hijo de Dios vive por su fe en la Palabra de Dios; La búsqueda de señales demuestra una falta de fe en la Palabra de Dios. "Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios", (Mt. 4:4).

Si Jesús hubiese empezado su ministerio solucionando sus propias necesidades físicas por poderes milagrosos, muy fácilmente habría implantado el Reino de Dios por la misma metodología. En tal caso no cabe la menor duda de que habría sido aclamado como Rey prometido. Lo sabemos porque cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, la multitud quería apoderarse de El para hacerle Rey, (Jn. 6:13-15).

Cualquier político humano lograría callar a sus enemigos definitivamente si se estableciera en el poder, si tuviese esta facultad de solucionar los problemas del país mediante los poderes milagrosos.

LA SEGUNDA TENTACION. (Vers. 5-7). "Entonces el diablo le llevo a la Santa Ciudad, y le puso sobre el pináculo del Templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito esta: A sus Ángeles mandara acerca de ti, y en sus manos te sostendrán; Para que tu pie no tropiece en piedra." (Próxima lección).

  © 2000 Iglesia de Cristo de Sevilla

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