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Estudiando el Nuevo Testamento

LECCION 4- 3ª Parte (Mateo 4:12-25)

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.

CAPITULO 4

JESÚS  COMIENZA SU MINISTERIO.

Introducción: Mateo nos lleva directamente de la tentación al ministerio del Mesías Rey de Galilea. “Cuándo Jesús oyó que Juan el Bautista estaba...” (v. 12). Jesús vio en esta detención de su Heraldo una premonición de su propio rechazo, al rechazar al heraldo del Rey. Cristo ahora se dirige al centro mismo del reino de Herodes, al mismo rey que había hecho encarcelar a Juan. Al dirigirse a Galilea de los Gentiles, mostraba que su rechazo de parte de los judíos resultaría que el evangelio seria proclamado a los gentiles.

“Y dejando Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulon y tierra de Neftali” (v.13). Jesús permaneció en Nazaret hasta que sus paisanos intentaron matarle por proclamar la salvación para los gentiles (leamos Lucas 4:16-30). Luego se dirigió a Capernaum junto al mar de Galilea, una zona poblada por las tribus de Zabulon y Neftali, y desde aquel momento Capernaum vino a ser su centro o residencia.

(vers. 14-16) “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo; Tierra de Zabulon y tierra de Neftali, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los sentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció”. Podemos ver que Mateo nos esta diciendo que el traslado Jesús a Galilea fue un cumplimiento de Isaías9:1-2. Los ignorantes y supersticiosos Gentiles que vivían en Galilea vieron UNA GRAN LUZ, la de Cristo, que es la Luz del mundo (Jn. 8:12). La expresión “Galilea de los gentiles” o “Galilea de las naciones”, implicaba que la mayor parte de la población de esta región norteña de la Palestina NO ERA DE RAZA JUDIA. Muchos cananeos se quedaron en esta región o parte del país. (Jue. 1:30-33).

“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado” (v. 17). Desde este mismo momento Jesús asume el mensaje que Juan había predicado. “ Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Era un llamamiento a la renovación moral en preparación de su Reino. El reino estaba cercano en el sentido de que el Rey estaba presente. Cristo comenzó su mensaje a los hombres con las mismas palabras que había comenzado el Bautista. El mensaje de Dios a los hombres, desde Adán hasta el retorno de Cristo, en esencia es el mismo. Hay un principio de continuidad en toda autentica revelación divina. Cristo confirió un gran honor al ministerio del Bautista, al predicar el mismo mensaje que Juan predicaba; así confirmaba Dios la palabra de su mensajero. Y lo hace públicamente. Aquellos que pensaban que con cortar la cabeza de Juan han cortado la cabeza de un peligroso movimiento religioso, ahora deben comprender que hay un sucesor que predica exactamente el mismo mensaje de Juan. El Bautista esta ahora callado, pero su mensaje perdura.

Y así ha sucedido hasta nuestros días. Cada nueva generación de creyentes ha cogido el relevo. Y así sucederá hasta el retorno de Cristo. El mensaje siempre es : “Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado”. La repetición de estas mismas palabras viene a señalar una extensión del Mensaje. Juan había predicado ante los habitantes de Jerusalén, toda Judea y toda su provincia de alrededor (Mt. 3:5). Pero ahora mismo mensaje debe ser el mismo: “Yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado (Mt. 10:7). Y este es, por supuesto, el mensaje predicado por la Iglesia después de la ascensión de Cristo. Pedro proclama en el día de Pentecostés: “Arrepentios y bautícese cada uno de vosotros” (Hch. 2:38)

El arrepentimiento es la respuesta apropiada a la primera fase del mensaje de Jesús; creer y bautizarse es la respuesta apropiada a la obra redentora de Cristo proclamada en la segunda fase. Así, cuando Pablo se despide delos ancianos de Efeso en Mileto, resume el ministerio de su vida en estos términos: “He testificado a judíos y gentiles acerca del arrepentimiento, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch. 20:21)

EL LLAMAMIENTO DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS: (Mt. 4:18-22)

“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces dejando al instante las redes, les siguieron”. Esta  es en realidad la segunda vez que Jesús llamó a Pedro y Andrés. En Juan 1:35-42, fueron llamados a la salvación; aquí son llamados al servicio. Lo primero tubo lugar en Judea; y este llamamiento de ahora sucede en Galilea. Pedro y Andrés eran pescadores, pero Jesús los llamo a ser “pescadores de hombres”. Su responsabilidad era seguir a Cristo. La responsabilidad de Cristo sería “Hacer” de ellos pescadores de almas. “Ellos entonces, dejando al INSTANTE las redes le siguieron” (v. 20).

Pedro y Andrés oyeron el llamamiento al discipulado con Jesús, y lo fueron en el acto, respondieron al instante, con una verdadera fe lo hicieron “dejando las redes”. En verdadera entrega y devoción, “LE SIGUIERON”.

“Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamo. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron” (vers. 20-21).

También estos dos hermanos al igual que Pedro y Andrés, dejaron no solo sus medios de vida, sino también a “su padre”, reconocieron la prioridad de Jesús sobre todos los vínculos terrenales. Estos discípulos, lo han dejado todo y algún tiempo después Pedro se lo recordaría a Jesús queriendo saber cual seria su recompensa. (Mt. 19:27-30) leer.

¡Hoy  en día la vocación al ministerio esta restringida a causa del apego por las cosas que nos proporcionan comodidades y alguna seguridad!. El seguir a Jesús implica la negación a todas las cosas.

 LOS MILAGROS DE JESÚS. (Mt. 4:23-25)

“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el EVANGELIO DEL REINO, y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sano. Y le siguieron mucha gente de Galilea, de Decapolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán”.

Por esta información de Mateo podemos ver que el Señor Jesús ejerció un triple ministerio. Enseñaba la Palabra de Dios en las sinagogas; Predicaba el Evangelio del Reino, y sanaba a los enfermos. Uno de los propósitos de los milagros de Jesús era AUTENTIFICAR SU PERSONA Y MINISTERIO (He. 2:3-4) Leer.

Los capítulos 5 al 7 describen o son un ejemplo de sus enseñanzas y los capítulos 8 y 9 nos habla de sus milagros.

Ahora resaltar del versículo 23 del primer USO de la palabra “EVANGELIO” en el Nuevo Testamento. El termino significa “BUENAS NUEVAS DE SALVACIÓN”. Decir, que el Evangelio se origina en la gracia de Dios (Ef. 2:8). Esto significa que Dios da la vida eterna gratuitamente a personas pecaminosas que no se lo merecen. La base del Evangelio es la obra de Cristo en la cruz (1ª Co. 15:1-4). Nuestro Salvador cumplió todas las demandas de la justicia Divina, posibilitando a Dios que justifique a los pecadores que creen. Los creyentes del Antiguo Testamento eran salvados mediante la obra de Cristo, aunque fuese aun futura. Ellos no sabían mucho acerca del Mesías, pero Dios si lo sabía, e imputo el valor de la obra de Cristo a la cuenta de ellos. En un sentido fueron a “crédito”. También nosotros somos salvados por medio de la obra de Cristo, pero en nuestro caso la obra ya ha sido consumada. El evangelio es recibido por la sola fe (Ef. 2:8). En el Antiguo Testamento las personas eran salvadas al creer aquello que les había anunciado; pero en nuestro caso, o mejor dicho, en nuestra época las personas son salvadas al creer el testimonio que Dios nos ha dado acerca de su Hijo como el único camino de salvación (1ª Jn. 5:11-12).

La meta última del evangelio es el Cielo. Tenemos la esperanza de la eternidad en el cielo (2ª Co. 5:6-10), al igual que sucedía con los santos del Antiguo Testamento (He. 11:10; 11:14-16).

Cuando Jesús predicaba el evangelio del reino, estaba anunciando su venida como Rey de los judíos, y explicando los términos de ADMISIÓN a su reino. Sus milagros exhibían la naturaleza sana del reino.

 

PROXIMA LECCIÓN: CAPÍTULO 5º (Caps. 5-7).        

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